Film | Espagne | 00:05:50 | 2014-2019 |
Monet Impressions
En una cuidadosa fusión de las estéticas oriental y occidental, el estanque y el puente japonés, construidos por Monet en su Villa de Giverny, aparecen desde 1895 como fuente de inspiración de una obra que culminará con el gran ciclo de los nenúfares. Durante este tiempo, cada mañana, antes de empezar a pintar, uno de sus jardineros se adentraba con una barca en el estanque para quitar las hojas sobrantes de los nenúfares y limpiarlos, ¡uno por uno!.[1] Concebida como un cuadro en movimiento, esta videocreación quiere ser un pequeño homenaje al Maestro del Impresionismo pero también al invisible, esencial [2] y poético trabajo de sus jardineros de agua que, sólo para impresionar nuestros ojos y calmar nuestra sed de belleza, se sigue realizando allí a día de hoy.
La filmación es una toma casual realizada sin trípode ni equipo profesional y, en su edición, se combina el blanco y negro con la paleta de colores monetiana y se experimenta con una hibridación de géneros [documental, música visual, apropiación, animación…] para intentar dar cuenta de distintas ‘impresiones’, desde la brevísima evocación de algunas ubicaciones y motivos que sirvieron de modelo a sus pinturas hasta la recreación imaginaria de la inmersión y emergencia de los nenúfares, todo ello desde una poética visual imbricada con el lirismo de la música del compositor español Eduardo Pérez Maseda. Inicialmente, mi intención era usar la música de dos creadores, uno oriental y otro occidental —representando ese equilibrio de culturas que caracteriza a Giverny—, como guías para una experiencia musical diversa sobre el mismo tema visual. Fue imposible obtener los derechos del compositor oriental (ni de España ni desde Japón) en un proceso que duró varios años, por lo que este trabajo [iniciado en 2014] no se ha publicado hasta ahora.
[1] ‘Le vif de la sensation’ Jean-Pierre Mourey. 1993. Arts, Modern, pg. 103.
[2] De otro modo no podrían observarse reflejos en la superficie acuática, un motivo esencial para los impresionistas
La savante fusion des esthétiques orientale et occidentale de l’étang et du pont japonais, que fit construire Monet dans sa villa de Giverny, a fondé le modèle de son œuvre culminant dans le grand cycle des Nymphéas de 1895. A cette époque, chaque matin, avant que Monet ne commençât à peindre, l’un de ses jardiniers enlevait, depuis sa barque, l’excédent de feuilles des nénuphars et les nettoyait, une à une ! Conçue comme un tableau en mouvement, Monet Impressions, lie hommage au Maître de l’Impressionnisme et travail invisible, essentiel[2] et poétique de ses jardiniers d’eau qui, pour “impressionner” nos yeux et étancher notre soif de beauté, s’y accomplit encore aujourd’hui.
La prise de vue est légère, sans trépied ni matériel professionnel et, le montage associe le noir et blanc à la palette de couleurs monétienne, en pratiquant une rencontre des genres – documentaire, musique visuelle, appropriation, animation…- afin de provoquer différentes » impressions « , de l’évocation très brève de quelques lieux et motifs, modèles aux peintures à la recréation imaginaire de l’immersion et de l’émergence des nénuphars. Cette poétique visuelle s’entrelace au lyrisme de la musique de Eduardo Pérez Maseda, alors que j’avais pensé réunir la musique de deux créateurs, l’un oriental et l’autre occidental afin de répondre à l’équilibre des cultures caractéristique de Giverny, et comme guides d’une expérience musicale diversifiée sur le même thème visuel. Ce que l’impossibilité d’obtenir les droits a fait abandonner avant cette nouvelle composition-ci.
[1] « Le vif de la sensation » Jean-Pierre Mourey. 1993. Arts, Modernes, p. 103.
[2] Sans quoi, les reflets sur la surface de l’eau, motif essentiel pour les impressionnistes, ne pourraient être observés.